Can Berga

Descripción

La fachada es plana y poco ornamentada, únicamente interumpida por dos grandes balcones con peanas molduradas y con balaustrada. Sobre el portal redondo adovelado figura un elegante escudo de la familia Berga, obra de Juan Deià. En el porche, bajo la cornisa, destacan nueve ventanas molduradas.

El patio es de planta poligonal irregular y de grandes dimensiones, rodeado por diez arcos rebajados que descansan sobre columnas de tradición corintia. Un gran arco rebajado situado delante del portal principal permite que arranque la escalera imperial, de un solo tramo inicial que se separa en dos en el primer rellano. A ambos lados de la escalera, se abren sendos portales renacentistas, con los escudos de la familia Zaforteza, y con los detalles escultóricos antropomorfos; los portales provienen de otro casal. En el rellano de la escalera, ocupa un lugar presidencial el escudo de los Burgues-Zaforteza: cuarteado con las armas de los Zaforteza, Oleza, Verí y Sureda, con el vínculo de los Burgues en el centro. La Lonja de la planta noble es de tres arcos de medio punto, con balaustrada en la parte inferior. Rodean el claustro un corrido de arcos rebajados en la planta baja, que en el primer piso pasan a ser de medio punto. El porche, en la tercera planta, presenta los tradicionales pilares octogonales.

Notas históricas

En el solar del actual casal de Can Berga había un antiguo edificio de base islámica que entre los años 1231 y 1278 acogió el convento de religiosas agustinas.
Los franciscanos permutaron su primer convento situado junto a la puerta de Santa Margarita, entonces llamada del Destructor, por el de las agustinas. Muy poco tiempo permanecieron los franciscanos en este lugar, ya que dos años más tarde los encontramos en el actual convento de San Francisco. El edificio de la Plaza del Mercado, que hasta el siglo XVIII tuvo la entrada y la fachada principal por la calle Santacília, como era tradicional para evitar las crecidas de la Riera, fue adquirido por Hugo de Pacs, que lo convirtió en el casal de su familia. En el año 1600, por vínculos matrimoniales, pasó a la familia Santacília, por el enlace entre Margarita de Pacs y Burgues y Joan Miquel de Santacília y Togores. Aquí vivió el famoso Pere de Santacília y Pacs, hijo de los anteriores, audaz caballero y destacado participante en las luchas entre Canamunt y Canavall, que ensangrentaron el siglo XVII mallorquín.

En el año 1677 el casal pasó a manos de los Berga, cuando murió Eleonor de Santacília, casada con Gabriel Berga y Sanglada. Su hijo, Gabriel de Berga y Santacília, murió en 1706 cuando defendía la causa de Felipe V, durante la guerra de Sucesión.

Poco antes de 1754, Gabriel de Berga y Zaforteza promovió una importante reforma que lo transformó en uno de los edificios barrocos de más carácter de la ciudad. Esta remodelación se terminó en 1760, cuando ya el casal era propiedad de Cecília Zaforteza y de Berga. Gabriel Pons fue el maestro de obras y Juan Rotger realizó el trabajo de carpintería, mientras que Juan Deià trabajó como escultor. A finales del siglo XVIII, después de pleitos testamentarios, la herencia de los Berga se reparte entre los Burgues-Zaforteza y los Quint-Zaforteza, y el casal acaba en manos de los primeros, conocidos a partir de entonces con el nombre de Zaforteza del mercado, a diferencia de los Quint, que eran los Zaforteza del Born. En 1942, el edificio fue vendido al Ministerio de Justicia, actual propietario. En 1965 el edificio sufrió importantes modificaciones por las obras de adaptación que se realizaron para albergar la Audiencia Territorial. Uno de los cambios supuso el cambio del acceso principal a la planta noble, con la escalera, que de la derecha pasó al centro.